SALDO BLANCO EN LA 182 EDICIÓN DEL VIACRUCIS DE IZTALAPALA

La caída de Cristo en la cruz, al pie del Cerro de la Estrella, estremeció a quienes la presenciaron en silencio, mientras decenas de drones zumbaban en el cielo como testigos modernos de un ritual ancestral.
Un millón 400 mil personas participaron en esta Jerusalén del siglo XXI, donde el fervor convivió con la tecnología.
Bajo un sol intenso que rebasó los 28 grados centígrados, miles de visitantes observaron cada escena en tiempo real, compartida desde todos los ángulos posibles.
La vigilancia fue encabezada por más de tres mil 350 elementos de seguridad pública, acompañados de brigadas médicas y servicios de emergencia que atendieron a más de 600 personas por malestares menores. El único incidente relevante fue la caída de un caballo durante el recorrido, sin consecuencias mayores.
La tensión de los comunicadores se mezclaba con la del público. Los drones sobrevolaban nerviosos, buscando la imagen que captara la esencia del momento. Entre ellos, los periodistas sorteaban no sólo la cobertura sino la posibilidad de perder el equipo en medio de la multitud. “Si se caen, ya ni qué cubrir”, bromeó uno, mientras conectaba su transmisión.