“Francia dispone de un arsenal considerado autónomo“, explica Christophe Wasinski, profesor del Centro de Investigación y Estudios de Política Internacional de la Universidad Libre de Bruselas (ULB). En otras palabras, las autoridades francesas son estrictamente soberanas en materia de disuasión nuclear.

La situación es diferente para el Reino Unido porque “desarrolló su arsenal en colaboración con Estados Unidos y necesita la infraestructura y la ayuda de Estados Unidos para poder explotar su arsenal nuclear. Y varios expertos consideran que si Estados Unidos se opusiera a su utilización, Reino Unido no podría utilizar fácilmente sus cabezas nucleares”, añade Christophe Wasinski. Así pues, la soberanía británica no es total.

Los métodos de utilización también difieren entre los dos países. Las armas británicas pueden lanzarse desde submarinos, una opción disponible para Francia. Pero París también puede utilizar cazabombarderos para lanzar sus artefactos atómicos.

Este debate sobre la conveniencia de ampliar el paraguas francés o británico responde a la llamada de la que probablemente será el próximo canciller alemán. Ante el alejamiento de Estados Unidos de Europa, Friedrich Merz quiere entablar un diálogo con París y Londres, un llamamiento que marca un giro de 180 grados por parte de Berlín. Alemania siempre ha contado con el apoyo de Estados Unidos para garantizar su seguridad.

Una revisión estratégica

Sin embargo, la ampliación de la disuasión nuclear francesa implicaría un profundo replanteamiento político y doctrinal. París prevé utilizar armas nucleares si sus “intereses vitales” se ven amenazados. Ampliar la disuasión nuclear francesa significaría redefinir su alcance. El presidente francés ya ha insinuado en el pasado que estos intereses vitales podrían tener una dimensión europea.

Pero la ampliación de la disuasión nuclear francesa también aumenta la probabilidad de que Francia se convierta en un objetivo. “Si ampliamos el paraguas nuclear, significa que estamos dispuestos a utilizar armas nucleares para proteger potencialmente a un Estado europeo o a un Estado de la OTAN. Pero también significa que, a cambio, nos exponemos al riesgo de represalias por parte de un Estado”, subraya Christophe Wasinski.

Por ejemplo, si Francia utilizara el arma definitiva en respuesta a un ataque contra un Estado miembro de la UE, el país atacante podría decidir atacar territorio francés. “Así que, en cierto modo, Francia también sería rehén de lo que propusiera”, advierte el profesor de la ULB.

¿Un arsenal suficiente?

Este paraguas nuclear también plantea la cuestión de las capacidades. Si Francia dispone de medios suficientes para actuar como elemento disuasorio, ¿es este arsenal suficiente para defender a toda la UE?

“Las armas nucleares siguen siendo armas extremadamente potentes de las que disponen actualmente los Estados. Son capaces de causar decenas de miles de muertos cuando se disparan, y de destruir zonas muy extensas. Así que el hecho de que tengamos un número grande o muy grande de ellas no cambia necesariamente la situación”, afirma Christophe Wasinski.

“Su poder destructivo ya es tal que poseer algunos centenares de armas nucleares ya se revela como un elemento de disuasión extremadamente eficaz”, dice. Otros, por el contrario, creen que el equilibrio de fuerzas sigue siendo desfavorable frente a las 4.380 cabezas nucleares de Rusia. Pero aumentar el arsenal europeo significaría aumentar el número de misiles y sistemas vectores. A ello habría que añadir infraestructuras adicionales en los países socios. Esta protección tendría un coste elevado.

Este paraguas nuclear francés sería una forma de dar forma concreta a la autonomía estratégica europea y a la solidaridad entre los 27. Sin embargo, también sería necesario determinar quién debe tomar la decisión de utilizar armas nucleares. Sobre este punto, Emmanuel Macron asegura que corresponde al presidente de la República decidir.